Rx12

Revista Cubana de Tecnología de la Salud 2012; 6(4)
ISSN: 2218-6719 RNPS 2252


REFLEXIÓN

Hablar sobre el lenguaje

Talking about language

 

Lic. Vivian Vázquez Villasuso*, Lic. Madelay Díaz Monterrey**

* Policlínico Docente Universitario RAMPA. Email: vivianvv@infomed.sld.cu.
** Policlínico Docente Universitario RAMPA. Email: vivianvv@infomed.sld.cu.


RESUMEN

Los logopedas y especialistas del entorno de salud que rehabilitan los trastornos de la comunicación, deben poseer los recursos lingüísticos necesarios que le permitan atender con calidad a los diferentes pacientes y su  diversidad cultural. Absorber lo mejor de los cambios, renunciar y hacer oposición a lo que empobrece a nuestra lengua, es un reto para nuestra comunidad profesional en la actualidad, donde las fronteras entre lo vulgar y la norma culta se confunden. El idioma no está exento de cambios, este va moldeándose en el tiempo, respondiendo a su época. Reflexionar como especialistas en este sentido,  es la intención de este trabajo con el fin de dar una atención con mayor calidad.

Palabras claves:   variaciones del lenguaje, logopedas.

ABSTRACT

Speech therapists and health specialists who rehabilitat language disorders must know the lingúistic aspects of language to treat all patients no matter their cultural identity. Catching up with the new transformations in the evolution of language and rejecting everything that impoverishes the language becomes a challenge to our community. Even now when vulgarism and the colloquial language are mixed. Language is a living entity and changes every day; To reflect on this topic is the main goal of the article, so as to offer rhe patients the best health service.

Key Words: 

 language transformation, speech therapists.

INTRODUCCIÓN

El lenguaje en constante evolución nos reta en nuestro desempeño profesional como logopedas y especialistas relacionados con esta rama de la medicina. No estamos exentos de los cambios que se producen a diario en nuestra lengua, provocados, en ocasiones, por la influencia de los medios masivos de comunicación que nos invaden con vocablos nuevos u otros importados a nuestra norma lingüística. Incluso, ha sido muy debatido en nuestro ámbito laboral cómo ha cambiado la entonación en niños que han sido expuestos por largos períodos a programas extranjeros, especialmente, Dora la Exploradora y Diego. Esto además, de usar vocablos poco comunes en las restantes generaciones que no tuvieron la influencia de los mismos, lo que trae repercusiones desde el momento en que evaluamos hasta cuando intervenimos.

Es necesario además, prestar especial atención a la formación de las nuevas generaciones sean de cualquier perfil profesional (médico, técnico, licenciado en educación); estas deben contar con una preparación que les aporte los recursos necesarios en cuanto al uso de lengua se refiere. Poseer una cultura que permita dar frente a los diversos pacientes, independientemente de su nivel cultural, es vital para brindar un servicio de calidad.

DESARROLLO

En años anteriores se impartía en el politécnico de logopedia las asignaturas Panorama de la Cultura Cubana y la de Lingüística con este noble propósito. Para nuestro asombro, la primera de ellas, ya no forma parte del programa de estudio. En  estos momentos no  existe alguna disciplina con este fin. Es de gran utilidad para nuestro trabajo, enfatizar en Lingüística los  problemas del habla que nos permiten conocer las variaciones que se establecen en nuestra lengua según la región del país, por ejemplo, en el oriente se omite la s (pseudodislalia o dislalia cultural), mientras en el occidente asimilan  por contacto regresivo la r y la l, ejemplo: abbergue en vez de albergue. Delimitar las palabras que se incorporan como proceso evolutivo, hacer uso de ellas como cubanos protagonistas y desechar aquellas que nos empobrecen se hace difícil y a la vez imprescindible, por lo que abogamos con este objetivo por la necesaria capacitación a través de los cursos pertinentes. Realizar debates entre colegas, establecer pautas en conjunto sería enriquecedor  y elevaría sin dudas nuestro nivel  para brindar un servicio de excelencia.
El idioma, como se hace referencia en el libro Hablar sobre el hablar de Mirta Rodríguez Calderón, es  parte principal de nuestro patrimonio cultural sometido al influjo de dos corrientes divergentes: la una, más culta, normativa, conservadora; la otra, procedente del habla popular, más liberal y en múltiples ocasiones anárquica. La eminente e insustituible función social del lenguaje se ha encargado de dar parte de razón a las dos corrientes. Como sentenciara Nuestro Apóstol: No hay por qué invalidar vocablos útiles, ni porque cejar en la faena de dar palabras nuevas a ideas nuevas.
Diferentes personalidades han dado su opinión al respecto de nuestro idioma, la pregunta “¿hablamos mejor o peor que antes?” ha sido eje central entre disímiles estudiosos dedicados al tema. En fin, hay tela por donde cortar y aquí les proponemos algunas polémicas sobre las cuales se pueden establecer diferentes debates  de ellas:

  1. El hablar cubano es dulce como el guarapo y picante como el ají guaguau. Académico Manuel Alvar (filólogo).
  2. Cubanía no es vulgaridad. Dora Alonso (escritora).
  3. Quién habla bien piensa bien. Dr. Diego González (neurofisiólogo).
  4. Todo el que habla de palabras está hablando de conductas. Elsa Gutiérrez (psiquiatra).

Además, creemos necesario regodearnos en algunas consideraciones con las que concordamos. Tal es el caso de lo que refiere Samuel Feijóo  en relación con algunos vocablos que gozan del humor criollo, por ejemplo, llamarle a la cerveza “Lagarto” por la marca Láger es un juego humorístico, así como “chirimbolo” a un objeto feo, “morrocollo” a una persona gorda, “indio” al sol, en fin, son sobrados los ejemplos de la lengua popular cubana. También la escritora Dora Alonso expresó cómo hemos dejado el arcaísmo del guajiro (haiga, medecina, etc.) para pasar a un lenguaje que se asemeja al carcelario.
El cuentero Onelio Jorge Cardoso, en cambio, manifestó que siempre sea justo y sabio ponerle oído fino al pueblo y son sus propios cuentos el mejor ejemplo, los cuales producen un efecto completo de realismo pues en ellos se funden el habla cotidiana, sus ocurrencias, su gracia y hasta el disparate pero sin agredirnos el oído con lo vulgar y chabacano.
Por último destacar que Félix Varela, a pesar de su prolongada estancia en Estados Unidos, habló siempre como un cubano, que Máximo Gómez, acuñó el despectivo gusano delineándolo con la antítesis de compañero y José Martí nunca menospreció los giros populares: jolongo, la hora del cuajo, etc., encontrados en su obra.
Estos ejemplos demuestran la relevancia del lenguaje en la forja de nuestra nacionalidad. Cuando Guillén reflejó en sus Motivos de Son la gracia criolla burlona empezó su inmortal maestría, y no antes.
Fragmentos de la poesía Negro Bembón  de Nicolás Guillén
¿Po qué te pone tan bravo,
Cuando te dicen negro bembón, si tiene la boca santa,
Negro bembón?
Bembón así como ere
Tiene de tó;
Caridá te mantiene
Te lo da tó.
*Nota: Copiado con la ortografía original del autor.
Y por último algo para reír, algunos conceptos importantes que sólo los cubanos entendemos, por ejemplo:
Fulano se fue o se quedó; Resolver o conseguir; Sacaron tal cosa; Los factores; Recursos humanos; Tarjeta blanca; Pollo de dieta, pollo por pescado; Picadillo de niño; carro de diez pesos; La libreta; carta de invitación, de liberación, del comité, de comprar un carro(en absoluto desuso en este momento), un P1….
En fin, hay más pero estas son sólo algunas ideas que comunicarse en Cuba…están más allá de saber hablar castellano…y ¡completo Camagüey!


CONCLUSIONES

La utilización consciente y correcta del idioma es una obligación ineludible de toda persona, independientemente de todos los estudios que haya realizado o realice.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Fernando Ortiz y la cubanidad. Selección de Norma Suárez. Ediciones Unión, 1996.
  2. Hablar sobre el hablar. Mirta Rodríguez Calderón. Editorial de Ciencias Sociales del la Habana, 1985.
  3. Antología Mayor de Nicolás Guillén. Instituto del Libro, 1969.

ANEXOS

 

 

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